Por Poul Weihrauch, CEO/Office of the President
«¿Por qué debería trabajar para ti? ¿Y qué bien le estás haciendo a la sociedad?»
Cuando me gradué en la universidad en 1992, no me habría atrevido a hacer esas preguntas en una entrevista. ¡La sola idea de conseguir un trabajo me hacía feliz! Pero hoy en día suele ser una de las primeras cosas que nos dicen al comenzar su trayectoria profesional. Las nuevas generaciones están planteando estos desafíos a las empresas y, si no les gusta lo que ven, se marchan. Las expectativas de las empresas han cambiado, y no solo con respecto a los jóvenes.
No significa que las empresas deban seguir ingenuamente la última moda o las exigencias de las ONG, pero si queremos seguir creciendo y prosperando en los próximos años, nuestra capacidad para atraer a las mentes más brillantes dependerá de cuán convincentes sean nuestras respuestas a estas preguntas fundamentales. Sin las personas adecuadas, una empresa, en el mejor de los casos, tendrá un rendimiento inferior o, en el peor, fracasará. Y necesitamos que las empresas funcionen para poder seguir invirtiendo en las personas y en el planeta.
